La decisión de autorizar la salida de los familiares de empleados de seis consulados estadounidenses en el norte de México se tomó antes del viernes, revela P.J. Crowley, vocero del Departamento de Estado
(El Universal)
WASHINGTON Lunes 15 de marzo de 2010
El Departamento de Estado decidió la semana pasada ayudar a los familiares de empleados de consulados estadounidenses en el norte de México a que salieran de la zona, pero aguardó hasta el domingo para anunciar la medida.
El sábado tres personas relacionadas con el consulado en Ciudad Juárez murieron a tiros.
Es difícil saber si el haber hecho el anuncio antes habría evitado las muertes en la ciudad fronteriza con El Paso, Texas, pues dos de las tres víctimas vivían en el lado estadounidense de la frontera y la tercera persona asesinada era un mexicano que no estaba contemplado en el plan de reubicación.
La decisión de autorizar la salida de los familiares de empleados de seis consulados estadounidenses en el norte de México se tomó antes del viernes, dijo P.J. Crowley, vocero del Departamento de Estado, aunque no estaba seguro de la fecha.
El anuncio se postergó para conjuntarlo con una nueva advertencia del departamento para que los estadounidenses eviten viajar a ciertas zonas de México.
La advertencia actualiza otra emitida en febrero.
''Es necesario que los ciudadanos estadounidenses entiendan los riesgos en México, cuál es la mejor manera de evitar situaciones peligrosas y a quién contactar si sufren un ataque'', señala la nueva advertencia de viajes.
''Los cárteles de narcotraficantes, y otras organizaciones delictivas relacionadas, han cobrado represalias violentas a los individuos que se expresan contra ellos o a los que consideran una amenaza'', agregó.
Crowley dijo que los asesinatos del sábado están bajo investigación y que no había indicios claros sobre si los atacantes buscaban matar expresamente a las víctimas.
Unos 100 familiares de empleados del consulado en Ciudad Juárez podrían obtener autorización para marcharse a Estados Unidos, dijo Crowley, aunque el funcionario no sabía aún cuántos habían decidido irse.
Crowley dijo que no hubo una amenaza o suceso en específico que llevara a autorizar la salida de los familiares, sino una preocupación general sobre las cada vez más precarias condiciones de seguridad.
El sábado fue asesinada Lesley A. Enríquez, que trabajaba en el consulado en la sección de servicios para ciudadanos estadounidenses, así como su esposo Arthur H. Redelfs.
En otro incidente, Jorge Alberto Salcido Ceniceros, esposo de una empleada mexicana del consulado, murió a tiros en su auto, según las autoridades.
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martes, marzo 16, 2010
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